sábado, 25 de junio de 2011

para un 4 de julio.

Y uno piensa que están muertos. Se dice todos los días que están muertos porque la idea de encontrarselos vivos puede ser más horrible que la muerte. Se repite como un mantra que se afirma en lo cotidiano: ya no están, su cuerpo ya no está, yace en algún lugar...en un río, en una brigada, en la selva. Pero al menos está muerto. Despúes de tanto tiempo, por favor, que estén muertos. Regala sus cosas y se queda con unas cuantas, al tiempo inutiles y necesarias, o recuerdos nimios de la su precencia. todo porque tal vez no están muertos, porque no sabemos. Y uno rehace su vida, o recoje los pedazos de su vida y trata de rearmarlos y vivir como todo el mundo vive. Pero día cualquiera uno se levanta, hace desayuno, se baña, se viste, abre la puerta, sale a la calle...y entre el tumulto de cuerpos se hace presente la idea fugaz, escondida, diminuta, como un instante que retuerce el corazón, de que no esten muertos. De que uno de esos rostros puede que sea nuestro rostro.




viernes, 3 de junio de 2011

30 canciones y una siesta

Day 29 – A song from your childhood

Carta semi abierta:

(....)

Hace casi un mes estaba esperando que llegara y nos vieramos por un par de días, como la ultima vez que pasó por la ciudad y aguantamos el frío relativo para caminar como cuando eramos mas chiquis. Mientras escribía esta entrada, le escribí un correo preguntandole a que hora llegaba y donde se quedaba. Usted me respondió y me dio la noticia aquella.

Desde ese día no he podido terminarla.

Al menos una vez a la semana intento escribirla de nuevo. Repaso las veces que hemos tenido que hablar de temas como estos, de los silencios y la imposibilidad de decir algo al respecto. Lo futíl de la palabra "acompañar", la inevitable distancia, la soledad, la cortesía, las palabras amables. Gardel, Tool y Mirrorthrone hablando de la muerte.

Hoy me decido a terminar esto salga como salga. Una canción que me recuerde mi infancia, que no sea esa canción cruel que rebotaba en mi casa recordandonos a mi mamá y a mi el horror que ya nunca se fue, sino que se parezca más a la búsqueda por encontrarle sentido a estar vivo, arañando la esperanza y aferrandose a creer en la existencia de lo posible. A las noches llorando muertes, celebrando vidas, encuentros y desencuentros que se daban una y otra vez en la contigencia. A los días siguientes recorriendo los pasos de la noche anterior. A la vida.

Debe ser que una canción de infancia para mi es una canción que recorre no solo el pasado, sino que se hace presente de vez en cuando. Debe ser que mis canciones de infancia son canciones de llanto, incertidumbres, huídas y tristeza. Pero tambien debe ser que, en medio de todo eso, siempre hubo un pequeño rincón de mi vida en el que podía creer en la posibilidad de vivir tranquilo. En ese lugar, siempre ha estado su sensatez, calma y fuerza para sobrellevar lo que se aparezca. Solo espero que en algún momento yo pueda sentarme con usted, con una cerveza en la mano, para hacer una vez por usted lo que usted ha hecho toda su vida por mi.

Un abrazo,

yo


(q esta canción no es de mi infancia exactamente, pero de eso no se trata)





miércoles, 1 de junio de 2011

30 mordiscos y una cancion desesperada

Day 27 – A song that you wish you could play

Kid Koala, o de como consentir un vinilo y cambiarle la vida.